Las cerraduras tradicionales siguen siendo una opción ampliamente utilizada en puertas de viviendas, comercios y oficinas. Aunque son mecánicas y no requieren electricidad, sí necesitan ciertos cuidados periódicos para asegurar su buen funcionamiento y evitar fallos inesperados. Aquí te mostramos cómo hacer un mantenimiento básico y efectivo.

¿Por qué es importante el mantenimiento?

Con el uso constante, el polvo, la humedad y el desgaste natural pueden afectar los componentes internos de la cerradura. Esto puede provocar:

  • Dificultad al girar la llave
  • Ruido o fricción excesiva
  • Atascos ocasionales
  • Mayor riesgo de rotura o forzado

Un mantenimiento preventivo ayuda a evitar estas situaciones, alargando la vida útil de la cerradura y reduciendo la necesidad de reemplazos costosos.

Pasos para un mantenimiento básico

1. Limpieza del bombín

Introduce aire comprimido o una brocha fina en el cilindro para eliminar el polvo acumulado. Evita usar agua o productos líquidos, ya que podrían oxidar los componentes internos.

2. Lubricación adecuada

Utiliza lubricantes específicos para cerraduras, preferiblemente lubricantes secos o en base de grafito. Evita el uso de aceites comunes (como 3 en 1 o WD-40) en el interior, ya que pueden atraer suciedad y formar residuos pegajosos con el tiempo.

Recomendación: lubrica el cilindro al menos dos veces al año o cuando sientas resistencia al girar la llave.

3. Revisión de tornillos y fijaciones

Con el uso diario, es común que los tornillos de la cerradura o del picaporte se aflojen. Revisa y ajusta periódicamente para mantener todas las piezas en su lugar y evitar movimientos que desgasten el mecanismo.

4. Cuidado con las llaves

Las llaves dobladas, desgastadas o mal copiadas pueden dañar el mecanismo interno. Asegúrate de usar llaves originales en buen estado y no forzar la cerradura si ofrece resistencia.

5. Evita golpes o forzamientos

Cerrar la puerta de golpe o girar con fuerza excesiva la llave puede dañar tanto el cilindro como el resbalón. Trata de cerrar y abrir suavemente para conservar la integridad del sistema.

Señales de que algo no va bien

Durante el mantenimiento, presta atención a estos signos:

  • Ruidos inusuales al girar la llave
  • Juego excesivo en el bombín
  • Necesidad de aplicar fuerza para abrir o cerrar
  • Oxidación visible o llave que se atasca

Si detectas alguno de estos síntomas, es recomendable contactar a un cerrajero profesional antes de que el problema empeore.

Un hábito que mejora tu seguridad

Dedicar unos minutos cada semestre al cuidado de tus cerraduras puede hacer la diferencia entre un mecanismo funcional y un sistema vulnerable. El mantenimiento es una forma activa de prevención, y una cerradura bien cuidada responde mejor ante intentos de manipulación o robo.

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